- BIENVENIDOS -†††

No temo a las palabras de los enemigos, si no, al silencio de quienes dicen ser amigos. No temo a las mentiras de los traidores, si no, a la traición de los débiles. No temo al ataque de los mismos de siempre, si no, al ataque caprichoso de los cobardes y confundidos. No temo al horror, no temo al terror porque lo conocemos bien desde que nacemos, le temo a la esperanza y a la confianza, las mismas que se vuelven contra nosotros y nos hostigan hasta que morimos. Uno se acostumbra a seguir construyendo castillos de cristal en el aire, sin prever la tempestad.

lunes, 25 de octubre de 2010

Se hace esperar el amanecer.



¿Y qué sentido tendrá el esperarte?
si ya tu vuelo angelical se ha levantado,
extendiste tus alas de delicada mariposa
para sobrevolar los montes
y las estepas de ángeles sin alas
y demonios exorcizados.

Te despediste con un silencio atroz
y soltaste mi mano…
no pude más que verte alejar
entre sollozos de amor
y tratando de no pensar
que aquello llamado amor fue en vano.

Y así quedé, ilusionado en la espera,
con la rosa marchita entre mis dedos
que pensaba regalarte
aquella hermosa noche
de espléndida luna llena.

En la cual danzamos con el viento
como dos almas en pena
pero ¡con vida!
Aun tu cuerpo no había muerto,
aun tu cabeza no albergaba
pensamientos suicidas.

Como niños jugamos toda la noche
bajo el claro del alba,
la luna pardo rojiza era nuestro menester
e inocentes quedamos dormidos
entre murmullos nocturnos
y la profunda calma.

Por la mañana, muy temprano,
te fuiste alejando…
yo aun estaba entre sueños cuando me besaste
me acariciaste el rostro
y te entregaste a tu destino sellado.

Al despertar solo me quedaban
los rastros de tu huída
sobre las blancas sábanas,
pensé que te escondías,
que nuevamente jugabas…
pero una idea me invadía,
un miedo me azotaba.

Te busqué detrás del dintel de la puerta
donde solía posarse un cuervo vetusto,
detrás de las paredes ahuecadas
donde solía esconderse un gato en luto.

Te llamé por tu nombre, por el mío,
pero ni si quiera el silencio respondía…
fue una madrugada fría
en la que te habías alejado sin dejar huella alguna
en tu melancólico camino.

Debía entregarme a la resignación,
lo supe, te había perdido…
recordé de repente aquellas palabras
que entre juegos y caricias
al oído me habías dicho.

A modo de consejo tal vez
acallando el gemir de tu corazón,
me aclaraste que te amara pero te dejara
en el mismo momento que me causaras dolor.

Si dolor era lo que yo pude sentir
al ver tu lado de la cama vacío ya,
era momento de dejarte ir,
de afrontar solo la amenazante realidad.

Y así se fugó la mañana
junto a ella, mi único amor…
pasé la tarde bebiendo
y la noche recordando…
ahogando mis penas en agreste alcohol.

En pleno ceno de la madrugada dominante
creí verte llegar a lo lejos,
arrastrando contigo tus promesas y anhelos…
¡Solo eran mis alucinaciones de borracho!
que se burlaban de mi corazón vacilante…
que oprimían con fuerza mi pecho.

Y cuando el amanecer ya acercaba,
solo habían pasado 24hs. de tu despedida…
fumando mi último cigarrillo,
húmeda mi mirada…
estaba decidido acerca de tomar aquel camino
que me conduciría a mi fantasía,
que te devolvería a casa.

Y aquella pluma de plata
que tanto habías elogiado,
fue mi llave a lo eterno
clavada en mi pecho
fue mi promesa y mi ilusión
de te regreso a mis brazos.

El tiempo se congeló,
el amanecer nunca llegó…
apenas se notaban luces en el cielo
cuando mi último suspiro, cesó.

Entre la noche y el día
como un ocaso o un amanecer incompleto,
quedé allí esperando, fumando,
viendo que las cosas a veces no son
como uno las imagina.

Solo quise reencontrarme con mi amor
danzar con el viento nuevamente,
el suicidio es un pecado en el reino de Dios
y por ello, nosotros ocupamos la vereda de enfrente.

Sobre mis pies aun yace aquella rosa marchita
que espero ofrecerte al reencontrarte,
un gato negro me hace eterna compañía
y un cuervo parece de mí burlarse.

¡Y nunca amanecerá!
el rocío aun me sigue empapando,
mi alma toda, nunca se liberará
del castigo de esperar
aquello que nunca volverá a mis brazos.

Apoyado contra el muro
fumando, sollozando…
mi corazón ya ha muerto, está mudo,
pero mi amor aun está intacto.

¡Vuelve vida!
¡Llévame a tu muerte!
recuerdo lo que me decías
pero…
no pude evitar seguir tu misma suerte.

Te imagino aun danzando bella
frente a ángeles sin alas,
y demonios sin cabeza…
Imagino verte a lo lejos
regresando entre las rojizas luces del alba
adornada con el claro de luna, coronada como reina.

Te imagino para poder cerrar los ojos
y ya no ver a la luna eterna,
aquel sol que nunca se alzará
y aquella mañana que jamás se aleja.

Porque esa es mi eternidad
esa es mi muerte,
apoyado contra aquel muro, esperar…
y oír lo que el espíritu de un muerto corazón ya no siente.

Ese es mi eterno descanso,
que por haber seguido los pasos
de una hermosa dama melancólica
me condené a un amanecer eterno,
a amar mi único recuerdo
que mi mente demente aun atesora.

Esa es mi eternidad,
condenado al castigo de amar…
a la sentencia que significa esperar
a alguien que ya no regresará.

Y así será mi paraíso,
una mera ilusión en la fantasía
de volver en algún tiempo a tus brazos
para poder refugiarme en ellos de tanto frío

Así será mi infierno
entre las débiles luces del alba,
bajo la luna pardo rojiza
junto a un gato negro
escribo en tu nombre un millar de poesías
como un alma triste que en pena vaga.

Cubriéndome con el manto
de lo que no es noche ni día,
bajo la luna reflejando a un sol que nunca saldría…

La tinta es mi sangre
que aun se derrama de mi pecho,
la pluma clavada, hundida hasta adentro,
no será más que una llave falseada
a un estúpido anhelo…

A una promesa sin cumplir,
de un deseo que soñé por la mañana…
donde una hermosa mujer,
me prometió conmigo reunir
si a la muerte mi alma le entregaba.

Y ahora, que aquí estoy varado
ya no hay vuelta atrás…
por aquella hermosa mujer,
por aquella hermosa dama me ha engañado,
no hay otra cosa más por hacer
que otro cigarrillo encender,
apoyarme contra el muro
y con la rosa marchita entre los dedos
soñar con volver a amarla
resignarme a mi castigo
y condenarme a la espera
de presenciar alguna vez
su tan esperada llegada.

Kenny.

domingo, 24 de octubre de 2010

Corazón.

Cierta vez,
caminando por las desiertas calles de la gran ciudad,
me topé con un viejo y lastimado corazón
que yacía tirado en el suelo…
por curiosidad tal vez o simple atención,
lo levanté de entre el rocío y la escarcha
y lo llevé conmigo, tapándolo con mi camisa,
cubriéndolo del frío.
En mi andar lo examiné,
aun lo recuerdo…
aquel rojo oscuro de antaño
junto a las manchas de sentimientos destrozados,
aquellas lágrimas cristalizadas de melancólico llanto
y aquel latir pobre que apenas se percibía de tanto en tanto…

Era una noche muy fría,
era noche de luna nueva,
la oscuridad dominaba las calles
y el silencio mis pasos…
aquel corazón agonizante
parecía tener un albor de esperanza,
parecía como si aun quisiera luchar,
como si aun quisiera latir,
poco a poco, paso a paso.

Y de repente,
ante mis ojos se iba alzando el amanecer,
la ciudad se iba despertando,
así que sobre el cordón de la vereda
a aquel huérfano corazón dejé,
mientras me iba alejan oyendo su tenue llanto.

En mi caminar iba recordando
cuando yo también tenia un corazón,
a quien también debí abandonarlo…
y ahora,
mientras me iba perdiendo por las calles de Buenos Aires,
no podía dejar de pensar
en que por ahí habría una persona igual a mí,
sin un corazón por el cual desgarrarse…
y que en un intento desesperado del dolor librarse
también lo dejó en una calle desierta de luna nueva
para que tal vez
un enamorado sin amor
llegase a encontrarlo.



Kenny.

El Cuervo de Allan:


Sobre el vaivén de tus plumas en luto
mis sueños se hacen poesía
y mis miedos una constante realidad.
Aleteas sigiloso hasta posarte en aquel dintel,
el cual Poe aun admira
perdiéndose entre penas embriagadas y oscuridad.
De vez en cuando repites tu cantinela de “Nunca Más”
y solo a veces, con tu agudo gruñido,
aturdes a las almas en calma al dormitar.
Frecuentemente se te da por volar
volviendo así a tu nido,
acomodándote entre lágrimas de viejos poetas
y allí descansar.
Ya cuando la penumbra todo lo abarca
y la señora luna es coronada reina,
con suma delicadeza, levantas tus alas
y vuelves triunfante a posarte
sobre el dintel de mi puerta.
Porque es cuando los párpados pesan
y las pupilas se dilatan por el sueño que acerca
que tú, odiosa ave de plumas negras,
aleteas tus alas con suma delicadeza
volando por la habitación ante mi melancólica mirada
yéndote a acomodar sobre el dintel de mi puerta.
Demonio vetusto o mal profeta
que en su momento atormentaste a otras almas,
¡deshiciste la cordura del pobre Edgar!,
acabaste con su embriagada calma.
Y ahora te haces presente ante mí,
sin mediar palabra alguna,
solo allí te posas, te haces ver, te haces sentir,
de manera fiel…
¡maldita alma impura!
¡Vuela!
¡Remonta tus alas!
y que no te devuelva el ocaso…
¡Desaparece!
aléjate de esta alma que se desvela
por verte partir y no tenerte más allí posado.
Si mis humillaciones
¡Mis fracasos!
mis lamentaciones
¡Mi llanto!
fueron los que te crearon…
Si en mi agreste corazón atravesado
por un desamor viejo y añejado
te sentías ignorado, enjaulado…
Si eres la viva imagen emplumada
de mi melancolía y mi pena…
Ya puedes darte al vuelo,
remontar tus alas,
pues cuando la noche nuevamente caiga
ya no habrá espacio para ti en el dintel de mi puerta.
Si dejabas tu lugar para volver al nido
acomodarte entre lágrimas y descansar,
si te regocijabas en aquello que yo había sentido
al volver a mi corazón una cueva sumergida en oscuridad,
ya tu tiempo se ha acabado,
¡Maldita ave sin fé!
la noche ha terminado,
¡Levanta tus alas!
¡Volando te quiero ver!
Si quiera déjame sentir aquella falsa sensación
de haber ganado aun así sea una vez,
déjame sentir aquello mismo que sentía Edgar Allan Poe
al escapar de ti
entre vicios bastos y barato alcohol…
Si quiera déjame sentir aquella emoción
de verte a lo lejos desaparecer,
al menos hasta que la penumbra venga abarcándolo todo
llegando así hasta mi puerta
marchitando aquel añejado recuerdo del último amanecer.
Y mi alma temblante oirá decir “Nunca Más”
en un suspiro infernal,
mientras tú, delicadamente posas tus garras en aquel dintel vetusto
clavando tu mirada de demonio durmiente en mi castigado corazón
quien tantas veces lloró
por verte de nuevo llegar…
Y mientras la noche lo cubra todo, ferviente, calmo,
mientras tú, desde allí arriba, posado me gruñas
para ya no volver a volar...
Parecerás sonreír con suma delicadeza
reconociendo aquella mirada entristecida,
aquel rostro castigado…
y acomodando tus alas bajo mi mirada expectante
cerrarás los ojos con aquella mueca de ironía
a pesar del paso de las noches y los días
siempre quedarás allí, para ya no marchar.
Y así me harás sentir aquella eternidad
aquel sentimiento truncado
que tanto sufrió Poe
acomodado en su sillón
mientras el mismo cuervo lo observaba amenazante
sobre en dintel de su puerta,
bajo la luz de la lámpara,
para no marchar nunca más
y delicadamente quedar allí,
para siempre posado.


Kenny.

martes, 12 de octubre de 2010

12 de Octubre.


12 de Octubre:

El 12 de octubre se reconoce la fecha en la que se conmemora el día de la Diversidad Cultural Americana, más conocido como "Día de la raza".

Según más se acerca esta fecha, en varias instituciones y organismos, insisten en enseñarle a los chicos como fue que Colón llega a este continente buscando una nueva ruta para llegar a Asia por el occidente, topándose con estas tierras, las cuales creía era el continente asiático, él muere sin saber que había llegado a un continente desconocido hasta entonces por los europeos.

Aquel encuentro de culturas luego se transforma en un choque de creencias, ideologías y por supuesto; grandes intereses que hicieron de aquel acontecimiento una de las mayores matanzas en lo que respecta la historia universal.

Es claro que hoy en día aquella versión de que los nativos cambiaban las tierras y el oro por espejitos de colores cada vez se rinde más ante la verdad que se hace visible más prematuramente, la cual señala que los nativos cambiaban su vida y su sufrimiento en defensa de lo que era de ellos y que les fue arrebatado...

Bajo la excusa patética de que los españoles "venían en un proceso de evangelización" impusieron su creencia religiosa a través de la matanza y la trasgresión que sufrieron aquellos quienes aquí se encontraban con sus creencias, su cultura y hasta sus avances tecnológicos.

Toda una cultura fue masacrada, toda una civilización destruida por meros intereses económicos y banales, propiamente característicos del ser humano.

Aquellos nativos que luchaban caían muertos ante las armas de fuego españolas, aquellos que huían eran perseguidos y los que eran encontrados eran convertidos en esclavos perdiendo hasta la dignidad en tal infierno.

A causa de las violaciones, de las atrocidades cometidas, abundaron las pestes, las enfermedades que consumieron en gran parte la vida de aquellos que pisaban estas tierras maldecidas por el mismo hombre blanco, años de ataques, de muertes y sufrimiento solo dieron por resultado aquello que hoy en día vemos... esta sociedad y el resentimiento que muchas veces denota hacia aquel que es considerado "indio" (que significa sin-Dios) algo relativo teniendo en cuenta que los nativos adoraban a un Dios sol llamado Inti al cual le rendían culto para la buena cosecha y la prosperidad, también lo hacían con la tierra llamada pacha mama, pero las estructuras ideológicas no pueden sostenerse sin derribar a las otras según como hicieron los europeos, por lo que imponiendo sus creencias, sus ideas sin ninguna clase de consideración hacia aquello ya creado convirtieron al 12 de octubre como la fecha en la cual para los nativos aquella gran América se volvió un infierno y que hasta aun hoy aun sus llamas no han cesado al ver aquel desprecio hacia los últimos aborígenes que aun quedan mientras que al europeo lo seguimos alabando y tratando como mejor podemos dejando de lado a aquel quien supo ser dueño de estas tierras y quien supo cuidarlas y respetarlas como nadie.

Estas palabras pueden quedar en la memoria de ustedes, invitando a la reflexión personal o simplemente quedar olvidadas en el viento así mismo como quedaron los gritos y agonizo de aquellos nativos asesinados que aun en las noches de frío invierno se escuchan silbar.

Ignacio Silguero.
7 - X - 2010

Curiosidad:

Curiosidad:

Viendo como tímidamente te deslizabas
por entre el cortinado de la habitación
y como dejabas a tu paso aquella fragancia
extenuante de rosas secas…
Me sumergí en la fantasía de verte
tan hermosa como un ángel
ignorando tu verdadera presencia
de demonio innato o de oscura nobleza.

Sin si quiera importarme
lo que podría llegar a suceder
te seguí entre aquellos alfombrados
de rojo aterciopelado
y entre aquellas ventanas cerradas,
por sobre aquellos antiguos cuadros
de viejas esculturas arcaicas,
y de antiguas fotografías
de corazones enamorados.

Y tu danzar me llevó así a una habitación
donde al abrir la puerta
no había más que oscuridad,
aquel negro espeso
semejante al tenebroso universo
parecía el espejo de una noche sin luna
y sin estrellas para brillar.

Y entre tanta nada
desde aquel vacío inerte y presuntuoso
se alzó una sombra corpulenta
que se abalanzó hacia mí…
Se introdujo en mi cuerpo
y no pude más que gritar…
ni si quiera pude llegar a pensar
que así tal vez seria mi fin.

Pero al abrir los ojos
tapaste con tus manos mi boca,
clavaste tus ojos de perlas en mis pupilas…
y llenaste mis oídos con consuelos
y pequeñas frases manchadas de melancolía.

En voz baja, casi susurrando me dijiste
”No temas, aquí no sentirás dolor…
Desde hace ya mucho tiempo te observaba
mientras yo me reflejaba
en tus pensamientos y poesías
de noches frías y desamor.

Y ahora que me has seguido hasta la muerte
que has saltado el muro de la vida,
dime pequeño poeta,
¿Acaso estás bienaventurado en tu suerte?
Tu alma desde hoy en adelante solo será mía…”


Mientras tanto, los curiosos
que iban entrando a la habitación ya iluminada,
hallaron el cuerpo de un simple caballero sin vida…
Nadie podrá borrar de la memoria aquella expresión en su rostro
que el síntoma pos mortem aun conservaba,
aquella imagen que como pocas, no se olvida…

Mientras su boca aun seguía entreabierta
y sus dedos duros como roca…
sus párpados seguían del todo abiertos
y sus pupilas, apuntaban al infinito…
Clavados en esa nada, en esa oscuridad,
como si aun estuviese observando a la noche
sin ninguna estrella en el cielo para brillar.

Como si sus ojos aun estuviesen contemplando
a aquella dama que tímidamente vio pasar
dejando un sendero perfumado de rosas resecas,
y como si aun estuviese en aquella oscura habitación
invadido por su curiosidad,
la misma que lo hizo seguir a aquella dama
sin saber que solo puede deslizarse sin tocar el suelo
un alma en pena, un alma que condenada vaga…

Los curiosos supieron entender que aquel pobre enamorado
no hizo más que seguir a su sueño, a su anhelo,
y que por ello entregó la vida a su amada…
a aquella que tanto había imaginado,
y que solo había encontrado entre sus escritos,
carentes de amor, rebalsantes de dolor,
igual a aquel cuadro que tanto admiraba
donde en él se dibujaba
el contorno distorsionado, sobresaliente de un negro espeso,
de un roto corazón enamorado que con sus pupilas pareciera gritar
por un poco de amor, por un poco de piedad.

Kenny.

Pétalos en Flor: Narración.

Dedicado a una bonita dama la cual admiro mucho y con quien disfruto mucho el tiempo que pasamos de alguna manera "juntos".
Gracias Xindra por tus alagos y esa confianza que me das en todo momento.
Espero te guste.



Saludos! ^^

lunes, 4 de octubre de 2010

Petalos en Flor;


Pétalos en flor:
(Dedicado con cariño y fidelidad
a una hermosa dama y compañera)

Cuentan los antiguos una leyenda

no tan remontada atrás en el tiempo,

ocurrió hace ya varias muertes

pero su historia aun se siente

entre las charlas de los árboles viejos

con aquel añejado y viejo viento.

Aquellas oraciones cuentan

que en lo profundo del bosque,

en lo más apartado de la comarca

vivía un caballero con una sola meta...

llegar a la copa de aquel roble espinado

donde se hallaban las más hermosas flores

que en sus pétalos ocultaban

los más puros sentimientos.

Eran flores de todos los colores,

amarillas para la alegría,

negras y oscuras para la pena y la melancolía,

violetas y moradas para la tristeza y el dolor

pero solo había una tan roja como la sangre,

la más hermosa de todas las flores...

aquella que representaba como mejor pudiera... al amor.

Así es, no era más que un caballero vacío,

que solo tenía un único sueño,

en su corazón no había más que un deseo

y en su mente no más que un fuerte anhelo...

escalar aquel árbol rasgado por el paso del tiempo

que en sus altas ramas florecían

las más bellas emociones humanas,

los más sinceros y puros sentimientos...

¿Qué mejor capricho para una persona vacía?

Que el querer conocer aquello que algunos llaman amor...

¿Qué peor camino elegido?

Que el dedicar toda una vida para sentir

si quiera aquello a lo que algunos llaman... dolor.

Pues esa fue la vida del caballero,

tratando de escalar aquel viejo árbol de espinas

para llegar así a su deseo...

lastimándose, desgarrando su piel con las espinas

y sus ojos con la imagen de tan hermosas flores...

inalcanzables...

subiendo y cayendo,

levantándose e intentando de nuevo...

hasta que llegó el momento de la resignación.

Él jamás lo lograría, jamás habría algo más que solo el vacío

en su orgulloso y solitario corazón.

Las noches...

desde aquel momento se tornaron frías,

los días agotadores,

solo podrá entender aquella sensación un suicida

que en los días ya no encuentra aquella chispa

de momentos agradables...

de alegres emociones.

El mismo vacío sentía nuestro caballero

por no poder su sueño cumplir...

pero dicen que aquello que uno desea tanto

se puede escapar de los sueños

para así ayudarnos a alcanzar nuestro fin.

Y así fue como una noche

mientras él dormía

de entre aquel árbol espinado y el follaje

un hermoso ser se acostó a su lado...

Aquella sensación de calidez

por tan hermosa y suave piel

lo despertó de su sueño y lo hizo ver a sus espaldas,

al lado de él,

suspirando algo melancólica,

yacía acostada...

una hermosa y admirable hada.

¡Que sorpresa encontrar en el medio del bosque

mientras la luna era la única luz que alumbraba

acostada al lado de él

a aquel hermoso ser

con perlas en sus ojos

e hilares de oro en sus suaves alas!

Solo se dedicó a escuchar lo que ella le dijo...

a oír lo que aquel ser le susurraba:

"Si en verdad deseas sentir como poeta

regocijarte en aquello que tanto nombran los hombres

mas pocos en verdad lo han conocido...

Si en verdad anhelas capturar en tu corazón a modo de cofre

aquellos sentires y emociones

que tan pocos seres han vivido...

he de decirte, querido mío,

que no se siente sin vivir...

no se ama sin sentir

y no se logra nada con solo decir

que aquello ya vendrá,

que en algún momento llegará

y que solo basta esperar

antes que irlo a buscar...

Si quieres algo, lucha por ello,

si deseas algo dedica tu vida por ello.

Mas no te quedes herido por las espinas en el suelo

pues las flores se encuentran en la copa del árbol...

y aquel que no escala sus ramas,

que no intenta de nuevo

jamás probará el dulce néctar

que significa, estar vivo,

que significa tener sentimientos..."

Dicho esto, el hada extendió sus frágiles alas

y tomó un vuelo imperante hacia el cielo...

al momento regresó de la copa del árbol

y se posó en las manos del ansioso caballero...

con una sonrisa de diamantes

y una expresión de complicidad

posó sobre su palma un regalo...

un pétalo de una de aquellas flores de amantes

tan frágil y tierna como la seda,

tan roja y oscura como la sangre

que tan rápido corría por sus venas...

El caballero la guardó en su corazón y su camino emprendió...

se olvidó de aquel árbol, de las espinas y el bosque,

regresó a la comarca a emprender una nueva vida...

y algunos antiguos, algunos ancianos aun aseguran

que aquel pétalo que el hada le concedió

no fue más, que el tallo de la esperanza...

teñida por aquella eterna melancolía de la espera

pero que en su interior siempre guarda

algo de aquel rojo escarlata,

algo de aquella hermosa e inalcanzable flor

del verdadero y dulce amor.

Kenny.