- BIENVENIDOS -†††

No temo a las palabras de los enemigos, si no, al silencio de quienes dicen ser amigos. No temo a las mentiras de los traidores, si no, a la traición de los débiles. No temo al ataque de los mismos de siempre, si no, al ataque caprichoso de los cobardes y confundidos. No temo al horror, no temo al terror porque lo conocemos bien desde que nacemos, le temo a la esperanza y a la confianza, las mismas que se vuelven contra nosotros y nos hostigan hasta que morimos. Uno se acostumbra a seguir construyendo castillos de cristal en el aire, sin prever la tempestad.

viernes, 4 de enero de 2013

(...)

Mucha suerte en las cartas, algo de flaqueza en el alcohol y mucha sentencia y juicio en las relaciones sociales.

¿Qué puede importar? si alguien solo quiere escribir poesía y debe someterse a sus obligaciones.
¿Qué puede importar? si alguien quiere detenerse a pensar, meditar u observar y recibe empujones de apuro, insultos de rareza y golpes de cotidianidad.
¿Qué más puede importar? si futuros suicidas marchan al compás de la lluvia que grazna sobre los tejados. Se abre paso entre lo común para cantarle a lo excepcional, como puede ser una charla con una alma comprensible que no simula entender, si no, que siente la razón, un poema escrito hace décadas y décadas que relata exactamente aquello que hoy queríamos decir pero que no encontramos las palabras justas, un cachorro que susurra a nuestro oído aquello que hacía tiempo queríamos oír.

La respiración de otro ser vivo para asegurarnos de que no estamos tan solos en este arrugado universo de papel maché.

Kenny


Extrañas mañanas, un cielo nublado, las piernas fatigadas de tanto andar. Ya no más cigarros, ya no más comodidad, solo frío de invierno, llovizna de otoño y vestigios de verano y primavera impregnados en ciertos ocasos furtivos que parecieran jugar irónicas con el clima.
Tras el halo de una mente enferma, un cráneo vacío. No hay nada de interesante en aquel que viaja sin saber en qué lo hace. Una pregunta a quien está al lado, no tiene reloj, no sabe la fecha. Bien, no hay problema, siempre he sido así y es algo prematuro cambiar antes de madurar.
¿Qué buscas hurgando entre cajones? aparte de un par de medias limpias, el pasado no regresará ni mucho menos aquellos partidos e idos sin despedirse.
Extrañas mañanas, lúdicos ocasos.


Por estas zonas se halla aquello que buscan señores. No quisiera atreverme a nombrarlo pero lo han visto cientos de veces cruzar esa puerta, esa puerta, aquella que pareciera cerrada desde hace años. Aquí se encuentra aquel monstruo señores, no basta más que llamarla para hacerla aparecer. Pero no saben su nombre ¿verdad? nadie con vida lo recuerda, nadie con consciencia se atreve a atraerlo. Lástima, es un ser de buen corazón a pesar del aspecto. Cocteau bien quiso retratarlo en una de sus películas, tal vez lo haya logrado, no lo sé, no me concierne.
¡Señores! no se retiren aun, forjen algo de voluntad en su espíritu por favor, labren algo de valor en sus almas. Llamen, golpeen la puerta, griten, no se exasperen que la fatiga lo ha desgastado, pero búsquenlo que aun vive. Sigan buscando señores, sigan llamándolo, entiendo que no sepan su nombre, pero sigan buscándolo que necesita ser encontrado, necesita ser hallado, necesitado, como cada uno de ustedes.
Y si no llegaran a dar con él señores, no importa, ya nada importa, nada interesa, perecerá en el ostracismo de la indiferencia, en la gélida soledad del ermitaño.
Pobre ser austero, no ha entendido aun que el mundo no está hecho para seres como él. Que el ojo humano no está hecho para la verdad, la hermosura de la verdad y la carencia de la mentira en la tez de un inmortal.
Disculpen señores por mi impertinencia, pero volveré a mi enclaustro sin más. Disculpen por favor mi importunio, pero a veces es bueno salir afuera para ver que nada ha cambiado.


Pensaba recopilar mis mejores ideas y en el intento las fui eliminando una por una, creí poder rescatar esbozos de sueños pero era un despertar constante de ilusiones a desastres. Corroboré los números de promesas incumplidas y noté el desgaste en mi palabra. Al fin hallé algo bueno ordenando mi cuarto, un dibujo que había hecho de pequeño, un cachorro masticando los huesos de lo que parecía ser un garabato de un amigo.


La viste llegar a lo lejos, te reincorporaste como te enseñaron de chico, la viste a los ojos y contuviste aquellas inmensas ganas de gritar. Tranquilamente susurraste una canción mientras ella te observaba, altanera como siempre, sabiendo de su victoria antes de la apuesta. Parpadeaste dos o tres veces antes de comenzar a fatigarte, ella solo estaba sin estar.
 
El este se teñía de claroscuro y la noche te dio el último mordisco antes de huir por el oeste. La ciudad se levantaba ya, "los otros" retornaban a su vida, dejando los sueños en almohadas desprendidas de los colchones y frasquitos pintados por el paso del tiempo. Ahí mismo te tendió la mano y dio tres golpecitos con el pie en el suelo. Tragaste saliva, suspiraste lánguidamente y con los dientes casi entrecerrados dijiste: "Bueno, hasta acá llegué. Toma mi mano desgraciada y hazme uno más de la nada, toma mi mano y arrástrame a aquello que siempre odié. Llévame al lugar sin retorno donde mueren los niños antes de ver la luz, mátame en vida y convierte mi cuerpo en un esclavo más de tu puta rutina."
¿Qué más le ibas a hacer? no siempre conseguiste lo que quisiste y la caída por KO nunca fue tu fuerte, siempre preferiste huir de la batalla creyendo servir pa otra guerra...