- BIENVENIDOS -†††

No temo a las palabras de los enemigos, si no, al silencio de quienes dicen ser amigos. No temo a las mentiras de los traidores, si no, a la traición de los débiles. No temo al ataque de los mismos de siempre, si no, al ataque caprichoso de los cobardes y confundidos. No temo al horror, no temo al terror porque lo conocemos bien desde que nacemos, le temo a la esperanza y a la confianza, las mismas que se vuelven contra nosotros y nos hostigan hasta que morimos. Uno se acostumbra a seguir construyendo castillos de cristal en el aire, sin prever la tempestad.

jueves, 31 de marzo de 2011

Partida


Las sombras son arrastradas todos los días casi a la misma hora
y luego vuelven a casa en un confuso oscuro espeso…
luego de unas horas vuelven a ser apartadas
dejando un sendero húmedo de rocío gélido detrás de sí
y regresar a enfriar la seca tierra, la misma de siempre.

El amanecer invade la noche por la mañana
y el ocaso es un embustero que termina con el día
cubriéndolo con un manto mortuorio de sombras resentidas
a duras penas.

Pero en medio de aquel día resplandeciente,
de aquella luz viajera que acaricia el suelo desde eones de distancia,
hay siempre nubes oscuras que marcan en el paisaje sombras…
pequeñas siluetas que anteceden la llegada del oscurecer.

Y en medio de aquella oscuridad dilatada
de aquel negro espeso,
hay una luna resplandeciente
que tajante contiene la oscura monarquía
mandando desde lo alto su brillar plateado
con las estrellas como testigos.

Frente al ocaso no puedo extrañar la luz pertinente que tenue se aleja
como así en los amaneceres no echo de menos la oscuridad que se dispersa.
Es que bien sé que luego de unas horas volverán sus rayos cálidos
y su manto gélido que me mande a descansar.

Pero contigo no será igual,
es que sé que cuando partas mañana por la noche
al día siguiente ya no volverás, ni al otro, ni al siguiente…

Sé perfectamente que por las noches el reflejo de tu sonrisa
ya no estará hundido en mi mente para contener mi oscuridad
y que por la mañana la ilusión de volver a verte
ya no encenderá en mis pupilas la llama de querer encontrarte,
porque bien sé que no te veré, que ya no vendrás…

Estaba tan acostumbrado a los amaneceres
que olvidé que tú eras mi sol.

Tan enamorado de los ocasos
que no me percaté que tú eras mi luna.
Ahora que subes a ese viaje sin regreso
solo quiero que te lleves este presente como recuerdo,
esta nota de sincero sentimiento,
donde mi alma envuelta por un sol apagado
y mi espíritu atravesado por una luna ardiente
desprende su verdad en esta creación.

Aquella tarde de lluvia nos conocimos,
el aguacero se escurrió y la tierra ya secó…
pero nosotros no cambiamos,
envejecimos, es verdad, pero no cambiamos…

Aunque aun así, nunca compartimos muchos tiempos juntos,
instantes son los que quedan como retazos
y palabras, simples palabras, dos o tres quizás, son nuestras promesas.

Solo te pido, que si al anochecer te llevaras mi luz,
me dejes tan solo una estrella y un lucero para recordarte…
que si al amanecer te llevaras mis sombras
dejes un camino de frio rocío
para que al despertar al menos sepa dónde encontrarte…

Te extrañaré mucho.

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