Pétalos en flor:
(Dedicado con cariño y fidelidad
a una hermosa dama y compañera)
Cuentan los antiguos una leyenda
no tan remontada atrás en el tiempo,
ocurrió hace ya varias muertes
pero su historia aun se siente
entre las charlas de los árboles viejos
con aquel añejado y viejo viento.
Aquellas oraciones cuentan
que en lo profundo del bosque,
en lo más apartado de la comarca
vivía un caballero con una sola meta...
llegar a la copa de aquel roble espinado
donde se hallaban las más hermosas flores
que en sus pétalos ocultaban
los más puros sentimientos.
Eran flores de todos los colores,
amarillas para la alegría,
negras y oscuras para la pena y la melancolía,
violetas y moradas para la tristeza y el dolor
pero solo había una tan roja como la sangre,
la más hermosa de todas las flores...
aquella que representaba como mejor pudiera... al amor.
Así es, no era más que un caballero vacío,
que solo tenía un único sueño,
en su corazón no había más que un deseo
y en su mente no más que un fuerte anhelo...
escalar aquel árbol rasgado por el paso del tiempo
que en sus altas ramas florecían
las más bellas emociones humanas,
los más sinceros y puros sentimientos...
¿Qué mejor capricho para una persona vacía?
Que el querer conocer aquello que algunos llaman amor...
¿Qué peor camino elegido?
Que el dedicar toda una vida para sentir
si quiera aquello a lo que algunos llaman... dolor.
Pues esa fue la vida del caballero,
tratando de escalar aquel viejo árbol de espinas
para llegar así a su deseo...
lastimándose, desgarrando su piel con las espinas
y sus ojos con la imagen de tan hermosas flores...
inalcanzables...
subiendo y cayendo,
levantándose e intentando de nuevo...
hasta que llegó el momento de la resignación.
Él jamás lo lograría, jamás habría algo más que solo el vacío
en su orgulloso y solitario corazón.
Las noches...
desde aquel momento se tornaron frías,
los días agotadores,
solo podrá entender aquella sensación un suicida
que en los días ya no encuentra aquella chispa
de momentos agradables...
de alegres emociones.
El mismo vacío sentía nuestro caballero
por no poder su sueño cumplir...
pero dicen que aquello que uno desea tanto
se puede escapar de los sueños
para así ayudarnos a alcanzar nuestro fin.
Y así fue como una noche
mientras él dormía
de entre aquel árbol espinado y el follaje
un hermoso ser se acostó a su lado...
Aquella sensación de calidez
por tan hermosa y suave piel
lo despertó de su sueño y lo hizo ver a sus espaldas,
al lado de él,
suspirando algo melancólica,
yacía acostada...
una hermosa y admirable hada.
¡Que sorpresa encontrar en el medio del bosque
mientras la luna era la única luz que alumbraba
acostada al lado de él
a aquel hermoso ser
con perlas en sus ojos
e hilares de oro en sus suaves alas!
Solo se dedicó a escuchar lo que ella le dijo...
a oír lo que aquel ser le susurraba:
"Si en verdad deseas sentir como poeta
regocijarte en aquello que tanto nombran los hombres
mas pocos en verdad lo han conocido...
Si en verdad anhelas capturar en tu corazón a modo de cofre
aquellos sentires y emociones
que tan pocos seres han vivido...
he de decirte, querido mío,
que no se siente sin vivir...
no se ama sin sentir
y no se logra nada con solo decir
que aquello ya vendrá,
que en algún momento llegará
y que solo basta esperar
antes que irlo a buscar...
Si quieres algo, lucha por ello,
si deseas algo dedica tu vida por ello.
Mas no te quedes herido por las espinas en el suelo
pues las flores se encuentran en la copa del árbol...
y aquel que no escala sus ramas,
que no intenta de nuevo
jamás probará el dulce néctar
que significa, estar vivo,
que significa tener sentimientos..."
Dicho esto, el hada extendió sus frágiles alas
y tomó un vuelo imperante hacia el cielo...
al momento regresó de la copa del árbol
y se posó en las manos del ansioso caballero...
con una sonrisa de diamantes
y una expresión de complicidad
posó sobre su palma un regalo...
un pétalo de una de aquellas flores de amantes
tan frágil y tierna como la seda,
tan roja y oscura como la sangre
que tan rápido corría por sus venas...
El caballero la guardó en su corazón y su camino emprendió...
se olvidó de aquel árbol, de las espinas y el bosque,
regresó a la comarca a emprender una nueva vida...
y algunos antiguos, algunos ancianos aun aseguran
que aquel pétalo que el hada le concedió
no fue más, que el tallo de la esperanza...
teñida por aquella eterna melancolía de la espera
pero que en su interior siempre guarda
algo de aquel rojo escarlata,
algo de aquella hermosa e inalcanzable flor
del verdadero y dulce amor.
Kenny.