Noche - Oscuridad
Y llegó el momento
en el cual los astros se apagaron,
en el cual el sol
se despidió de los seres humanos...
y las estrellas se alejaron
poco a poco
como así se oyeron
a lo largo y ancho de la tierra
los gritos y plegarias
de hombres y mujeres hacia Dios...
Y como una vela encendida
en una oscura habitación
ésta necesita de la oscuridad para existir...
mas la oscuridad prevalece en libertad
sin necesidad del fuego o la luz
para abarcarlo todo
y cubrir todo aquello donde no quede por qué existir.
Y como Lord Byron aseguraba
al caer la oscuridad
los hombres desesperados buscarán algo de luz
prendiendo fuego todo aquello que encontraban
en busca de claridad,
en busca de aquello que se perdía en la noche y su virtud.
Pero cuando ya no había qué quemar
cuando se había prendido fuego todo aquello que quedaba
cuando el miedo todo lo empezó a abarcar
¡Y cuando ya no se veían los rostros unos a otros!
las cenizas se elevaron entre ráfagas sobre el aire,
al igual que los gritos se levantaron
como sueños y pesadillas a la noche.
El mundo no era más de nadie
y nadie era nada más...
la nada lo era todo
en aquella maldita y eterna noche
donde luchaban por un poco de luz, sin piedad.
Y la muerte llegó al mundo
los hombres mataban y morían sin saber por quien,
llantos de niños y lágrimas de mujer inoportunos...
para aquella tierra oscura, seca y vieja
donde los humanos habían perdido su fé.
Las aguas se mezclaron con la sangre
las rosas se cubrieron de miedo...
ya no hubo nadie quien ampare
a aquellos que rezaban y oraban en su duelo.
Y junto con las cenizas
la parca también se levantaba
y con su oscura presencia rondando por doquier
una vez más todo fue negro...
Todo fue tristeza, desilusión y penas
ya nadie creía que vería la luz de nuevo.
Y cuando las horas se perdían entre desesperaciones
mientras los más débiles eran tentados
por la idea del suicidio
y los más fuertes sucumbían a ella
entre estigmas y delirios,
mientras el silencio se hacia reina...
allá, a lo lejos de aquellos montes negros espesos,
solo las carcajadas de Satán le robaban su monarquía a la reina,
su felicidad victoriosa...
su alegría burlona...
predominaba por sobre las plegarias
de aquel Dios ausente en invierno.
Mientras la vida se iba oscureciendo
en aquel ocaso de muerte...
mientras el mundo volvía a lo que era antes
solo tierra y noche...
se oyó un llanto del hombre vivo más fuerte
del único que quedaba...
un niño,
frente al cuerpo sin vida de su madre.
Aquejado por el duelo
que solo los infelices y desgraciados sienten...
el miedo, la tristeza, la pena y el dolor
consumieron la única llama que quedaba en la tierra...
silenciando para siempre
los latidos de su joven e inocente corazón...
éste al suelo cayó.
Su sangre sobre la noche eterna se derramó...
al fin, la muerte todo lo cubrió,
al fin, no quedaba más vida en ningún corazón.
Y así Satán del lugar se marchó,
hacia la nada se retiró...
él también había muerto,
con nadie quien lo odiara...
nadie quien de él hablara
nadie quien lo alabara
solo desapareció.
Y con nadie con amor,
nadie quien misa celebrara...
¡nadie con vida!
en aquella noche eterna
de aquella tierra reseca...
donde no quedaba ser humano vivo
ni fantasía vigente
o fé en algún creyente...
tal vez...
también
Dios murió.
Kenny
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