Una sociedad que
no valora sus artistas, es una sociedad que no valora la vida.
El mármol pareciera ser más sensible que cualquier jauría de lobos que se acerca pedante al cadáver del artista. El mismo Tartufo derrama condolencias más creíbles que aquellos tipos de traje que, luego de armar el escenario en casa de gobierno, arrojan flores y palabras de plástico sobre su tumba, lágrimas de sal compradas sin descaro derramadas sobre esas sedas finas e hiladas en oro que él tanto odiaba y que en este momento cubren su cuerpo.
Solo algunos indecentes, tanto o menos impertinentes que él en vida, gritan las verdades, aquellas verdades incómodas, verdades que crispan los tímpanos de aquellos pésimos payasos sin gracia puestos en escena al borde de la pantomima más bizarra del espectáculo.
¡Que falta nos hacen artistas idos sin despedirse!
Suerte del otro lado negro. Se te va a extrañar.
El mármol pareciera ser más sensible que cualquier jauría de lobos que se acerca pedante al cadáver del artista. El mismo Tartufo derrama condolencias más creíbles que aquellos tipos de traje que, luego de armar el escenario en casa de gobierno, arrojan flores y palabras de plástico sobre su tumba, lágrimas de sal compradas sin descaro derramadas sobre esas sedas finas e hiladas en oro que él tanto odiaba y que en este momento cubren su cuerpo.
Solo algunos indecentes, tanto o menos impertinentes que él en vida, gritan las verdades, aquellas verdades incómodas, verdades que crispan los tímpanos de aquellos pésimos payasos sin gracia puestos en escena al borde de la pantomima más bizarra del espectáculo.
¡Que falta nos hacen artistas idos sin despedirse!
Suerte del otro lado negro. Se te va a extrañar.
S. Ignacio
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