Es hermoso oírte exclamar en cada caminata, cada paseo, que
quieres ser aquel, o este o el otro. Señalas con el dedo y me dices
"¡quiero ser él!" y el fulano se te queda mirando, callado, sonriendo
o fingiendo no haberte oído. Pero lo cierto es que en contraste con tu
inocencia, a diferencia de tu sinceridad, él, este o aquel también quisiera ser
tú, porque en lo más secreto de su indiscreción, en lo más profundo de su manto
de silencio corrido violentamente por la voz de tu deseo, ellos quisieran saber
lo que tú sabes y no quieres explicar, lo que tú observas y no puedes
describir.
Ellos amarían saber quiénes son, o al menos, ser alguien que sepa describir quién quiere ser.
Ellos amarían saber quiénes son, o al menos, ser alguien que sepa describir quién quiere ser.
Kenny
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