Los artistas inanes vagan por la ciudad en busca de inspiración para cometer aquel ciejo crimen contra la rutina, aquella vieja comunión que siempre congrega a tantos locos y desquiciados en contra de ella, desean torturarla, masacrarla, ultrajarla, violarla, asesinarla. Entre eso las escuelas de arte abren sus puertas a diestra y siniestra y sus profesores y sus licenciados se sientan a tomar mate en pequeños banquitos de pino esperando a estudiantes e interesados; “nadie” se acerca y pregunta si "alguien" anduvo por allí, "no" le dicen ellos y nadie tímido se va.
Los artistas buscan y requetebuscan por las callejuelas de los suburbios y a la vez son buscados por profesores que quieren pulir ese talento. Los artistas no suelen ir a escuelas de arte para no hacer de aquello una rutina que inevitablemente quieran torturar, masacrar, ultrajar, violar o asesinar...
Kenny