- BIENVENIDOS -†††

No temo a las palabras de los enemigos, si no, al silencio de quienes dicen ser amigos. No temo a las mentiras de los traidores, si no, a la traición de los débiles. No temo al ataque de los mismos de siempre, si no, al ataque caprichoso de los cobardes y confundidos. No temo al horror, no temo al terror porque lo conocemos bien desde que nacemos, le temo a la esperanza y a la confianza, las mismas que se vuelven contra nosotros y nos hostigan hasta que morimos. Uno se acostumbra a seguir construyendo castillos de cristal en el aire, sin prever la tempestad.

jueves, 7 de agosto de 2014

Nuevos aires soplan en Buenos Aires, llegan tiempos de cambios y toma de decisiones, atrasadas, pero pertinentes.

El que mucho abarca poco aprieta. Mejor darle mayor importancia a lo que realmente nos aporta (sea lo que sea) e ir olvidando aquello que nos desgasta y tira pabajo (sea como sea).
Es cierto que tenemos que darnos la cabeza contra la pared para darnos cuenta de muchas cosas, pero también podemos romper las paredes y atravesarlas, y de esas ruinas hacer otras construcciones que apunten al cielo, que apuñalen las nubes y reflejen las estrellas, esa estrella que nos guía, que nos observa, como diría un amigo, esa estrella perro, que puede ser sol y luna, pero siempre está presente.

El tiempo pasa más rápido de lo que pensamos y más lento de lo que quisiéramos; pero nosotros existimos en un presente que se hace eterno en nuestra efímera existencia, y tenemos la posibilidad de volvernos eternos en la eternidad de la historia. Tenemos la oportunidad de hacerlo todo y aun más, pero hay que animarse.

Me llevo de este año muchos poemas e imágenes grabadas en la materia gris, también algunas palabras mal articuladas que se asemejan más a un vals que a una conversación. También mucha nada que me llena y me da la libertad del espacio vacío donde crear, donde corromper. Me llevo mucho más de lo que dejo, pero lo comparto; y eso, eso es lo mejor de todo. La compañía sincera y real de las miserias que nos hacen ricos en solidaridad, en verdades y desilusiones, pero nos brinda ese sarcasmo paupérrimo que nos hace sonreír.

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