Extrañas mañanas, un cielo nublado, las piernas fatigadas
de tanto andar. Ya no más cigarros, ya no más comodidad, solo frío de invierno,
llovizna de otoño y vestigios de verano y primavera impregnados en ciertos
ocasos furtivos que parecieran jugar irónicas con el clima.
Tras el halo de una mente enferma, un cráneo vacío. No hay nada de interesante en aquel que viaja sin saber en qué lo hace. Una pregunta a quien está al lado, no tiene reloj, no sabe la fecha. Bien, no hay problema, siempre he sido así y es algo prematuro cambiar antes de madurar.
¿Qué buscas hurgando entre cajones? aparte de un par de medias limpias, el pasado no regresará ni mucho menos aquellos partidos e idos sin despedirse.
Extrañas mañanas, lúdicos ocasos.
Tras el halo de una mente enferma, un cráneo vacío. No hay nada de interesante en aquel que viaja sin saber en qué lo hace. Una pregunta a quien está al lado, no tiene reloj, no sabe la fecha. Bien, no hay problema, siempre he sido así y es algo prematuro cambiar antes de madurar.
¿Qué buscas hurgando entre cajones? aparte de un par de medias limpias, el pasado no regresará ni mucho menos aquellos partidos e idos sin despedirse.
Extrañas mañanas, lúdicos ocasos.
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