De la noche oscura
bajo la tenue luna de julio
una mísera boa divisó
dos sombras apresuradas
que pasaron delante mío.
Pensé en asaltar su apresuro,
corromper su inocencia,
desencajar la sensibilidad
de sus suaves carnes,
arañar el perfume
de sus húmedas pieles,
pero no tuve la bohemia
y el atrevimiento necesarios
como para cumplir mis deseos.
Simplemente las despedí
en una vieja horrida estación de tren
las dejé a su suerte
pensando en que tal vez
calles más arriba
otro loco fuese carente de diplomacia
como para cumplir mis anhelos
en sus acciones nefastas.
Kenny
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