- BIENVENIDOS -†††

No temo a las palabras de los enemigos, si no, al silencio de quienes dicen ser amigos. No temo a las mentiras de los traidores, si no, a la traición de los débiles. No temo al ataque de los mismos de siempre, si no, al ataque caprichoso de los cobardes y confundidos. No temo al horror, no temo al terror porque lo conocemos bien desde que nacemos, le temo a la esperanza y a la confianza, las mismas que se vuelven contra nosotros y nos hostigan hasta que morimos. Uno se acostumbra a seguir construyendo castillos de cristal en el aire, sin prever la tempestad.

miércoles, 31 de julio de 2013



Si los ruiseñores no vuelven a cantar deleites de primavera, si el otoño cala en los huesos su gélida caricia de hojas cobrizas, si el cielo enluta un sol tenue y desalentado. Lloverá el alcohol que limpie los desamores de una estación ya ida, el papel se teñirá nuevamente de palabras enmohecidas de un alma tiritante de placeres no cumplidos y promesas ya olvidadas.

Frente a un empedrado cubierto de fina llovizna, bajo edificios marmóleos de descascarada pintura, escribiré tu nombre en cada transeúnte anónimo que pase y soplaré tu mirada de mis pupilas. Como pompas de jabón se enredarán en sus gorros y cabellos y reventarán contra el frío, derramando así el color de tus ojos sobre los vitrales empañados de este pequeño cafecito de la ciudad de Buenos Aires.

La desgracia de algunos es el alimento de otros.




No puede hablarse de pecados cuando el infierno ya lo vivimos de antemano, no puede hablarse de fe cuando la realidad desgarra el alma. Mientras que la vida sigue para algunos, el tiempo se detuvo en la desesperación y lo peor aun, el silencio doloroso de la resignación que solo refleja unas lágrimas sobre unas manos gangrenadas de quien se ha cansado de pelear.

A la mierda con los mentirosos que nos mienten en la cara, con quienes plagan la mentira y solo la mentira, la verdad se busca, la verdad se halla afuera, no tan lejos, 40 minutos en tren tal vez, un bondi que te deje en un barrio humilde donde la gente que no tiene nada te habla de quienes lo han perdido todo, donde nosotros que no tenemos nada que ver nos embarramos, nos cortamos y lloramos junto a quienes nos abren la puerta de su corazón y nos dicen "bienvenidos a mi casa, o lo que queda de ella".

Volví de La Plata pero una parte de mi quedó ahí, con esa gente que se desmorona tan lentamente como baja el agua, de esa maraña de mentiras politicas tan repugnante como la alfombra de gusanos que tapizaba el suelo de las calles, de la calidez de los verdaderos compañeros que ayudaban sin parar si quiera para comer ni mucho menos descansar, porque la desgracia no da descanso, ni mucho menos, da que comer.

La desgracia de algunos es el alimento de otros, porque los gusanos se alimentan de la podredumbre y su muerte.

Muros



Entre las revueltas del mayo francés, en una de las paredes, aun derruida por los enfrentamientos y las batallas, se leía "La revuelta y solamente la revuelta es creadora de la luz, y esta luz no puede tomar sino tres caminos: la poesía, la libertad y el amor", esta hermosa frase de Breton se hacía carne en esos días, en los ideales de esos estudiantes que se cansaron de leer poesía para hacer poesía en las calles, en las ciudades de aquella Francia del 68.

Hoy en día, las paredes llevan escritas frases oídas del político de turno, declaraciones efímeras de pasiones en decadencia, de amoríos ficticios. Caloi había puesto en boca de su Clemente alguna reflexión sobre las paredes como expresión popular, como el medio de comunicación de los incomunicados. Y hoy solo se leen en las paredes inscripciones vacías de pensamientos conformistas. El facebook, creado para reemplazar aquellas expresiones reales y en algún tiempo condensadoras de espíritu rebelde y revolucionario, hoy transforma esos pensamientos en estupideces "publicadas" en sus muros virtuales.

¿Y qué queda de aquellas alusiones a la lucha? ¿Aquellas invitaciones a la anarquía o al pensamiento libre y crítico? Si los oprimidos solo se han multiplicado por millones al igual que los esclavos que defienden a los opresores con balas de goma y principalmente con balas plomo. ¿Qué queda de las utopías, los deseos, los anhelos de algo mejor, de algo más... digno o acaso humano? No puede ser que lo humano sea la división de clases, la opresión, el hambre, la explotación, la violación, la violencia, las guerras, las calumnias, las mentiras... si bien somos la única especie humana que mienta, que engañe por codicia, que mate, viole y torture por "disciplina", que se conforme en su miseria pretendiendo un paraíso que compense nuestro sufrir luego de morir.

Luego de morir, ¿y la vida? ¿dar la vida por la patria? ¿o por los intereses de aquellos que no figuran en el campo de batalla? ¿creer en el político de turno que hoy ocupa el mismo puesto que aquel que vendió al país y en quién alguna vez confiamos cuando asumía el mismo puesto que el anterior que había vendido nuestras riquezas? ¿y cuando ya no hubo más nada que vender? cuando en esta Argentina solo quedó el hambre y la bronca de aquellos que prometieron para engañarnos, o peor aun, de aquellos que siendo sinceros decretaron el estado de sitio para acorralarnos y matarnos nuestros mejores pibes...

Y hoy en día hablan sin decir nada. Ya las paredes no reflejan la disconformidad ni la lucha oculta. Ya no son manchadas por deseos ni por proclamaciones.
Este es mi aporte a este muro, muchas veces vacío, muchas veces repleto de estupideces, como tantos otros.

Silguero Ignacio.


¿Cómo mantener el anhelo de complacerse alguna vez en el idilio que cada uno arrastra consigo? ¿Cómo dignificarse ante el escupitajo de la vida que nos envuelve en la abstinencia de fe y el renunciamiento de ensoñaciones compartidas por otros tantos desgraciados hundidos en la miseria y en el vacío al igual que uno?

Si la recapitulación histórica no guarda más que el sadismo y la crueldad de nuestra raza, ¿por qué confiar en próximas generaciones si la nuestra no demostró cambio alguno?
Optimismo piden, esperanza ruegan, y a seguir esperando el milagro. Pero lo cierto es lo que se ve en el cotidiano, en el día a día que a veces evitamos y otras tomamos como propias.

Si me ha tocado criarme entre el valor de la amistad y la importancia de los ideales, entre disparos y corridas, miedo, prudencia y fantasías,también me ha tocado conocer la vida desde el barro, desde la pérdida, a veces la necesidad y nunca la opulencia. Si, la abundancia de buenas compañías, malas también que dejaron su huella y sobre todo su experiencia.

Un amigo describe al hambre como un dolor de estómago, otro describe la marginación como un dolor en el alma, otro describe al dolor como un acostumbramiento y no falta aquel que ve los problemas como el sabor de la vida.

Aunque muchos creen que la espera rinde sus frutos, habemos quienes apuntamos a la acción como herramienta creadora. Ya sea dando una mano a quien la necesite o bien acompañando a aquel que no encuentra compañía.

Cansado ya de quienes hablan de revolución escondidos tras lujos y posibilidades burguesas, de quienes hablan de educación como instrumento de modificación implementando pedagogías decadentes y frías, de quienes engañan y mienten y aun más de quienes se engañan y se mienten para mantener esa conformidad que les brinde falsa seguridad y bienestar.

Cansado de ver como los que luchan terminan en el olvido y los que engañan son venerados por los engañados. De los que tienen las posibilidades son indiferentes y los que menos tienen son los que más dan.

Lo único que alienta es verse formando parte de quienes aun creen, o si ya no cree, prefieren dejar un legado para no dejar de creer. De quienes aun sienten cariño o aprecio a esta raza imperfecta, a esta humanidad confundida, de quienes aun piensan que es mejor dar la vida por sus propias convicciones que morir en el vacío de las imposiciones ajenas.

Si vamos por el buen camino, entonces seremos eternos ante la historia, ya que seremos mejores que aquellos que solo buscan destruirnos y convertirnos en silencio y ausencia.


Jazz




En suspiros candentes de brasa, él la recordaba, como casi a diario en esas templadas tardes de invierno. Alimentaba el fuego mientras Davis improvisaba su jazz en el fondo, mientras el viento enmohecido empañaba las ventanas, mientras todo parecía seguir igual a pesar de su ausencia.

El cinismo de aquel paso del tiempo lo sofocaba, más aun que las llamas que coloreaban su rostro. No podía concentir que ella estuviese lejos y ausente, tan cerca de él y más presente que nunca y que el mundo entero siguiera aun con su desfachatez, su juego caduco de aparentar ser el mismo. Juego insulso en el que él no se permitiría caer, ya que, como todo ser humano, pensaba la manera más llamativa de comunicar sus emociones, su vacío, su tenaz pesadumbre frente a aquella soledad.

Así, mientras Davis se entregaba de lleno a su sombría demencia, mientras el fuego hacía estallar el cemento de las paredes, derretir los vidrios de las ventanas y consumir la alfombra del suelo. Mientras algunos vecinos se amontonaban en su vereda a gritar y sollozar en vano, él alimentaba el fuego con sus memorias, con su pesadez, su triste recuerdo, su vacío hueco y estéril, con sus mejores licores, sus libros, sus ropas, bailaba con las llamas mientras su fragor lo abrazaba y lo consumía como antaño lo hacía ella con sus besos ya gélidos, sus abrazos ya partidos.

Así amó este hombre a aquella que solo encontró sus cenizas mezcladas con el carbón de la casa deshecha, con el plástico derretido de sus discos favoritos de jazz, las hojas ennegrecidas de sus libros predilectos de poesía y novelas. Así la amó hasta el último momendo de sus suspiros candentes de brasa donde la recordó y la amó antes de ser completamente consumido por las llamas y el frío.

Silguero Ignacio


Reyes y reinas sin más reino que la necesidad de darlo todo, de gobernar sobre la avaricia en búsqueda de justicia aquí, éste mundo frío e ilógico, donde los reyes oprimen al pueblo desde el poder y los oprimidos solo reinan sobre su orgullo de ser libres bajo cadenas, de sonreír frente a la muerte, de luchar frente a los imposibles.

Reyes y reinas que no ostentan el lujo del oro, si no el valor de la lucha, que no se enceguecen frente al falso brillar de la plata, si no que admiran el brillo profundo y exultante de miradas inocentes y olvidadas... niños, adultos, ancianos, jóvenes sin juventud, oprimidos sin nada más que el dolor y el rencor convertidos en lucha, en la lucha, en nuestra lucha.

Reyes y reinas sin reinado, reyes del valor, reinas del amor.


Uno cae porque odia cosas y ama otras.
Y en ese vértigo, ese acelerar de palpitaciones, ese rechinar de dientes y ese crujir de alas nos encontramos derrotados en la victoria del desencuentro.
De pie, siempre de pie, nos arrastramos de cara al sol por el camino reflejado en nuestros ojos empañados, a nuestras espaldas el claroscuro del pasado, delante nuestro ladesgastada incertidumbre del porvenir.
Odiamos profundamente porque somos capaces de amar en profundidad, de sentirnos avasallados por el amor y la pasión de la lucha, el sacrificio. Nos entregamos de lleno a la rebelión y nos alzamos por arriba del inquisidor que balbusea injurias a nuestra convicción.
Amamos ilustres por poder detestar la injusticia y el mal pago, por escupir a la cara antes de tragarnos el mal trago y arrastrar con nosotros lánguidas sombras de fe y esperanza que nos asaltan por las noches cuando la luna acaricia los tejados.
Caemos porque andamos y seguimos andando porque nos levantamos.

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No desgastemos las palabras, que el silencio las contenga tiñiéndolas de rareza y nuestras acciones las proclamen como verdaderas. Pronunciemos suspiros, sollozos y tal vez algunos murmullos, dejemos a las palabras reposar en el infinito de una mirada, en la gracia de un gesto, en la candencia de un abrazo, pero añejemos esas palabras en nuestra sangre, para que al pronunciarlas sean nobles al paladar, claras al entendimiento y comprometidas a nosotros.

Las palabras reposadas y reflexionadas no traicionan, no asumen deudas ni se avocan a imposibles, las palabras deben madurar y hacerse sabias en su tiempo, denles descanso y no las apresuren, las ideas son incoherentes e ilógicas a nuestra concepción del tiempo.

S. Ignacio.


El idioma es otro, las costumbres son otras, el lugar es otro, pero la humildad es la misma. A veces, le duele el estómago, otras pasa frío, se traga las lágrimas y se levanta siempre pa seguir peleando, pero siempre esta acompañada de la dignidad, del valor y como decía Zitarrosa, tiene una novia muy hermosa llamada Libertad.

Gaviota Tanguera



Entre 2 x 4, giros y ochos,
bailabas el tango como ninguna,
de la milonga te ibas última
y el candombe era tu alboroto.

Tus caderas torneadas cual guitarra criolla
en tu mirar resplandecía ardiente fuego,
y bien te decían gaviota
que luego del picoteo te entregabas al vuelo.

Flaca tanguera, flaca porteña,
traza los pasos en las baldosas,
baldosas blancas, baldosas negras,
suelo desgastado, ventanas rotas.

Que la noche te encuentre en el baile
o en mi cama, gaviota,
que pa que la barra hable
previo al vuelo, sobre vos tocaré mis notas.

¡Carajo que se levante el quilombo
que en este sucio villerío escuchen todos!
que el tango tiene dos piezas...
el baile candente, provocativo y después la guerra.

Silguero Ignacio.

A lo lejos



Siempre se extrañan los compañeros, los amigos, la familia, el hogar, por frio que haga, por smock que se respire, por miedo que sientas, por cosas que callen, por mas que mientas, por las necesidades que pases, por atrocidades que veas, por injurias que oigas, por lo mucho que quieras, por lo poco que puedas hacer, por lo tanto que deseas, por las puertas que a veces no se abren y aquellas que se cieran, por los critales empañados y la caca de perro en la vereda, por la neblina londinense impregnando tus pulmones, por el largo viaje en carretera, por la fugacidad del momento, por lo mucho que se recuerda.

Que se yo, siempre se extraña, por la melancolia del porteño, la costumbre de coleccionar penas, por esas charlas hipotéticas acerca de la nada, por la necia adiccion a la resistencia. Se extraña y es la demostracion mas pura de afecto, de recuerdo, que a pesar de la distancia el hombre se abraza impune a sus angeles y sus demonios, sus afectos.

Trueque



Noche de ámbar. El incensario copando el aire, los opiómanos abrazándose y besándose bajo la triste sábana de prever el nuevo día que amenaza, impune, sobre el horizonte.
Las yemas desgastándose, danzando al son del temblar de manos que bajan, bajan y bajan hasta no encontrar barreras, hasta no hallar negativas ni cuestionamientos, ignorando que más tarde, tal vez, estén sujetando un hombro humedecido de lágrimas, un torso necesitado de abrazos, un cuerpo frío de indiferencia. Pero ahora se aplacan impávidos sobre aquel rostro jadeante, sobre los muslos desnudos y rozagantes, atraviesan la fina capa acuosa de cabello y suspiros y se adentran libidos en el sexo y el espíritu de quien tanto esperó en las esquinas oscuras del mal vivir.

Los adictos reconocen su enfermedad como terminal e incurable. Vagan por los suburbios escapando del sol que los señala como ausentes en la liturgia masiva que sondea los días. Buscan impacientes un rincón oscuro, un silencio profundo o una desatención cercana, que les conceda el anonimato para volver a encontrarse, para volver a buscarse.
Mientras tanto las manos juegan a sostener cigarrillos de impaciencia y a vaciar tragos cálidos y ardientes entre aquellos labios que susurran al oído el deseo de volver a resucitar al demonio de lo vedado, al Dios de los desamparados. Una garganta desgastada por gritar el silencio que expresan los besos en aquella protesta por amarse desesperadamente en un mundo donde el odio todo lo reina y la pasión ante todos se vende, y a muy bajo precio, en las esquinas aventajadas de los comercios y las plazas.


S. Ignacio

Crear



Puedo crear nuevos horizontes, nuevos caminos,
abstracciones que nos alejen de lo mundano
un universo dentro de estas cuatro paredes.

Puedo dibujar un halo de plata en el firmamento
¡un sol en medio de la noche!
puedo crear nuevas palabras
para describir lo innombrable
y nuevos sentires para adjudicarles mis locuras.

Puedo ver otras estrellas, nuevos colores,
oír muertas leyendas, sentir viejos olores...
puedo avanzar al pasado,
retroceder en lo pisado,
resucitar mitos, esgrimir verdades.

Puedo mentirle a Dios y salirme con la mía
jugarle una trampa al diablo,
competir con el viento,
gritarle al silencio
amar tu odio,
aborrecer tus alabanzas.

Puedo ser un payaso,
un tirano, un plebeyo,
un mandatario...
puedo sentir aquello
que todos ignoran
puedo disfrutar del placer de Dioses,
arcángeles, demonios
súcubos e íncubos hermanos.

Todo puedo ser, todo puedo ver,
sentir, oír,
apropiar, arrojar,
ver, degustar,
vivir, destruir,
odiar, amar.

¡Engaños amigos míos!

¡Engaños sin más!

Silguero Ignacio

Sempiterno Mutismo


Mirá que frustrado he de estar che,
que perder los cigarros y los lentes a la vez,
que la lectura llama al ocio y al olvido
la poesía mal de males
tienta al exceso y a lo libido
mas el hombre se le corre
así como se corre la vida,
ya para cuando los versos le alcancen
y las musas lo degüellen
se crea el poeta, hombre sin cabeza
que con cabeza en mano
escribe en los cielos
imitando las nubes del entierro
que ve aquel que cae desangrado
en la guerra de demonios y santos,
la batalla de la parca y la vida
que de a tantos lágrimas nos hostiga
y traicionan amigos y hartazgos.

Silguero Ignacio

martes, 30 de julio de 2013

Los artistas inanes vagan por la ciudad en busca de inspiración, buscan cometer aquel viejo crimen contra la rutina, aquella vieja comunión que siempre congrega a tantos locos y desquiciados en su contra, desean torturarla, masacrarla, ultrajarla, violarla, asesinarla. Entre eso las escuelas de arte abren puertas a diestra y siniestra y profesores y licenciados se sientan a tomar mate en pequeños banquitos de pino esperando a estudiantes e interesados; “nadie” se acerca y pregunta si "alguien" anduvo por allí, "no" le responden y nadie tímido se va.

Los artistas buscan y requetebuscan por las callejuelas de los suburbios y a la vez son buscados por profesores que quieren pulir ese talento. Los artistas no suelen ir a escuelas de arte para no hacer de aquello una rutina que inevitablemente quieran torturar, masacrar, ultrajar, violar o asesinar...

Efemérides

"Me sorprendo en un estado de extremo absurdo, abstraído casi por completo de lo que acontece a mi alrededor, me redimo lánguidamente a espetar el tenue pasar de la vida. Las gringlolas de intrascendentes recuerdos me obligan a forjar mis pupilas en el sinuoso camino de la esquizofrenia, para variar, despejo mi obnubilada visión con la brillantez exánime del llanto de prostitutas mal pagadas y me sumo en el gemir melancólico de perros callejeros, gangrenados, pateados, detestados.



Y es en la turbulencia de mis sentidos que siento el ala de la estupides rosar mi frente, una pira funeraria lleva el nombre de Dios, el trono de oro ha sido ocupado por la demencia, ya la abstracción se ha convertido en una perenne realidad y la locura dramática en un cotidiano sempiterno.

Una bala diamante dirigida a mi parsimonia ha perforado mi cráneo y se ha introducido en mi desazón, inmolando mi cabeza en desesperación y pánico he huido sin mirar adelante ni oír al desinhibido pasado, acabé en aquel lugar donde terminan todos los poetas maduros y seres descompuestos, aquel sitio donde las flores acarician las nubes tanto como la locura de los internos y donde el cielo se encuentra tan cerca de las manos que podríamos quemarnos con el sol con solo levantar el brazo. He huido a la indecencia pagana rodeada de muros de mármol, allí mismo donde nacen las más puras verdades y aforismos de la vida, pero que nunca serán escuchadas ni tomadas en serio."

Tenue


Respiro mil soledades,
me sofoca tu ausencia,
y puedo observar
entre el velo de tus recuerdos
la tenue imagen
de tu sonrisa añejada.

Vuelvo a las demencias,
entre las lunas diurnas
y amaneceres truncados,
llegas como el olor a lluvia
cayendo en las calles,
mojando la seca tierra.

Y me alzo sobre ti
como un lobo hambriento
sintiendo aquel perfume a jazmín
que siempre recordé,
rozando tu piel tersa y nítida
cual manantial
me siento parte de ti
una vez más.

Y de golpe ensarto mis colmillos
en la fragilidad de tu cuello de porcelana,
succiono tu médula
a través de las arterias cobrizas,
bebo tu vida, cáliz inmortal,
soy libre de nuevo, libre para andar,
aunque tu cuerpo esté tendido ya
solo me queda lidiar con la fatiga,
tu deceso siempre me ruborizará.

Porfiar



Observa lívido los arrabales
la imagen viva de la infancia
revive entre tus sienes
las palabras dichas
las promesas no cumplidas
deseos atados
y un afluente río
que arrastra tu pasado.

Desbastador anhelo
de fuertes tenazas
que tritura los huesos
es el mismo que sueñas
dormido o despierto
y te despierta con roncos suspiros
al amanecer
por tus ojos entreabiertos.

Sin más te despides
crees librarte de su sed,
éste te hostiga da tanto en tanto
es hora de labrar la verdad
que no sea ya el dominante,
así pues toma la elocuencia
y tuércele el cuello,
sujeta al pasado
y desgarra uno por uno sus recuerdos.

Bostezo



Magullando simples palabras sin sentido alguno
entre sueños y descansos de minutos, segundos,
acciono el revólver del triste ritual
implorando la pérdida de tu figura, inusual.

Cual viejo redentor me desplazo
al encuentro de tus promesas,
el harakiri está por comenzar
no más que la última mirada, cómplice, densa.

Te observo tan atenta y calma
que creo ser tú al ver mi desgracia,
el frío del acero desgarra el alma
las ansias del cielo provocan la calma.

Y adentrándose va el olvido, cavando la amnesia,
desangrándose van abstracciones y fantasías
que surgieron en el respirar de un fatigado día
el halo en tu cabeza, dorada en vida, adornada belleza.

Así te vas, con mi último aliento,
queriéndote seguir tomo otro camino,
toco la fragancia que dejas en tu andar
siento el sabor a sangre en los labios al gemir.

La sal de tus pupilas café se derrama
en mi enlutado espíritu reflejo escarlata,
así es el olvido amor, el sacrificio de la indiferencia,
de tanto matar cariños, nos olvidamos del crudo sentir.

Mas quien ame un cuerpo vacío conocerá el pervertir
lividamente del fruto prohibido ya añejado,
no vale la pena dejarse ir por aquellas curvas morenas
suelen conducir al placer volátil, amargo trago del etílico pasado.
"Comprendo que la socialización consista debidamente en la adquisición de máscaras y mascarillas, de roles y posiciones, de personajes y libretos. Pero cuando somos demasiado transparentes, cuando andamos por ahí como si nada mostrando nuestro rostro sin maquillar, sin enharinar, nuestros ojos de pupilas sinceras y húmedas como los del perro fiel y nuestras palabras tan naturales y espontáneas como los sentimientos del odio y el amor, cuidado, hay personas a las que tanta verdad les intoxica, tanta transparencia los nubla y disloca dejándolos atónitos sin saber cómo reaccionar ante ese supuesto."

Vestigios

Ríe conmigo o acompaña en soledad
las penas no son pocas, como ansias de libertad
la prisión que encierra no es de hierro o metal
si no sueños y anhelos de poder llegar a amar.
¿sabes qué siento?
¿debo repetirlo?
¿sabes qué sientes?
¿debo averiguarlo?
el piano que ahora recita
no es solo el silbido del viento,
sino el testamento de un corazón resentido
ahogado en manantiales sentimientos.
Apártate, pero no te alejes,
ama mientras odies con toda el alma...
algún día sabrás lo que es recuperar
aquello que hoy de tus manos se escapa.
Las paredes blancas que hoy acompañan
la locura que tanto invade,
no temas a esa tristeza del alma
solo su corazón sabe
cuándo la sonrisa volverá a renacer.
El destino no está escrito,
pero si elegido...
las cosas que has vivido
te llevan a ser ese tonto niño
¿acaso creíste en tu corazón?
¿ya no más?
¿crees en la locura?
ésa es su forma de amar...

Escritores

Árboles de ciudad a quienes se les ha perdonado la vida y recuerdan melancólicos a aquellos gigantes que supieron plantar raíces en el centro de la tierra y acariciar las nubes con sus copas. Suelen alfombrar el empedrado y el alquitrán candente con hojas resecas de pensamientos y retratos de lo cotidiano, éstas son recogidas por los transeúntes y guardadas en libros de cuero, catálogos o mayormente desechados en la basura.
Somos artesanos por fabricar nuestras propias máscaras de cerámica y artistas por saber utilizarlas en el momento adecuado. Pero cuando éstas se caen de nuestro rostro debido a su propio peso, dejándonos a la intemperie frente al público hostil y demandante, no queda más que... ¡Improvisar!
La ambigüedad en tu mirada, el mutismo cristalizado en tus labios, la querencia desbordada en tu rostro, el mismo Luzbel jugando a las escondidas con tu ángel de la guarda. Entras segura de que nadie te ha oído, arrastras delicada el halo de victoria cual sombra y te escabulles por entre las rendijas de la puerta, el corredor, las escaleras, la habitación, ella se encuentra dormida, su cuerpo cubierto con sábanas blancas, sueña con ser amada, las agujas del reloj detenidas, la pasión se encuentra a su lado, el viento se vuelve más cálido, acaricia su mejilla,la ventana se enciende, el amanecer ha entrado, los párpados se abren, las pupilas se dilatan, ella despierta enamorada.
Ubi dubium ibi libertas - “Donde hay duda, hay libertad” Para nosotros, los verdaderamente libres en el linaje de esclavos, la duda y la curiosidad se vuelven habitúes en nuestra cotidianidad, indispensable en nuestra socialización, litigio de nuestra realidad.