- BIENVENIDOS -†††

No temo a las palabras de los enemigos, si no, al silencio de quienes dicen ser amigos. No temo a las mentiras de los traidores, si no, a la traición de los débiles. No temo al ataque de los mismos de siempre, si no, al ataque caprichoso de los cobardes y confundidos. No temo al horror, no temo al terror porque lo conocemos bien desde que nacemos, le temo a la esperanza y a la confianza, las mismas que se vuelven contra nosotros y nos hostigan hasta que morimos. Uno se acostumbra a seguir construyendo castillos de cristal en el aire, sin prever la tempestad.

miércoles, 31 de julio de 2013

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No desgastemos las palabras, que el silencio las contenga tiñiéndolas de rareza y nuestras acciones las proclamen como verdaderas. Pronunciemos suspiros, sollozos y tal vez algunos murmullos, dejemos a las palabras reposar en el infinito de una mirada, en la gracia de un gesto, en la candencia de un abrazo, pero añejemos esas palabras en nuestra sangre, para que al pronunciarlas sean nobles al paladar, claras al entendimiento y comprometidas a nosotros.

Las palabras reposadas y reflexionadas no traicionan, no asumen deudas ni se avocan a imposibles, las palabras deben madurar y hacerse sabias en su tiempo, denles descanso y no las apresuren, las ideas son incoherentes e ilógicas a nuestra concepción del tiempo.

S. Ignacio.

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