Como aquel que halló el silencio
y nunca pudo contarlo
el que vio con ojos de ciego
y no llegó a narrarlo,
como aquel viajero andante
escabullido en la grieta del tiempo
surcando estrellas de constelaciones
no vio más que silencio, universos...
Así vagabundea el detallista
que de detalles vive,
come pan, toma agua,
se nutre de las nubes
de las rosas solo espinas recibe.
Se complace en el sexo
al ver reflejar gemidos en la ventana
dilatarse las pupilas en el orgasmo,
la sonrisa cálida del agradecimiento,
una molécula de anhelo flotando.
Busca y rebusca entre sonrisas de llanto
el brillo de alegrías pisadas, desencantos.
El detallista es como el lazarillo
guiando a los demás por un camino
solo él ve la belleza de los costados,
sueña con correr hacia esos bosques, lagos...
Allí donde se reflejan rostros viejos
jóvenes, desgastados,
de aquellos vagabundos andrajosos,
hambrientos que nunca se enamoran
y ven con sus ojos escamosos
el silencio pintado en sus rostros sucios,
cansados.
Kenny