- BIENVENIDOS -†††

No temo a las palabras de los enemigos, si no, al silencio de quienes dicen ser amigos. No temo a las mentiras de los traidores, si no, a la traición de los débiles. No temo al ataque de los mismos de siempre, si no, al ataque caprichoso de los cobardes y confundidos. No temo al horror, no temo al terror porque lo conocemos bien desde que nacemos, le temo a la esperanza y a la confianza, las mismas que se vuelven contra nosotros y nos hostigan hasta que morimos. Uno se acostumbra a seguir construyendo castillos de cristal en el aire, sin prever la tempestad.

martes, 7 de enero de 2014

Los callejeros de cromañón








Es irónico.

Para sobrellevar la ola de calor, los chicos de la cuadra se juntan en la esquina a tomar y desvariar, a recordar para olvidar, se juntan para escapar del calor en las casas, el frío en sus padres, de la pelea de anoche, la resaca de hoy.

Hoy...

Se juntan a diario, desde temprano hasta tarde, es una costumbre, un formalismo, un anhelo, un algo. Y hoy llaman la atención. Siempre lo hacen, por lo fuerte de sus voces cansadas de callar, el humo fuerte de sus fasitos bien armados, el sabor fuerte del vino que tratan de mantener frío, la mirada fuerte de corazones debilitados.

La atención.

Siempre la llaman, pero hoy es distinto.
Entre esas charlas triviales, esos tragos y pitadas, esas ausencias y compañías, ese ir y venir constante de un tiempo que no pasa, que se detiene en la esquina, entre todo eso, hoy y precisamente hoy escuchan casi todo el día Callejeros.

Callejeros.

Como ellos, como los pibes. Ellos también se encierran en un cromañón a seguido, también aspiran el negro humo a muerte, también conocen de calle, pero esa calle que no enseña, que no acompaña, esa calle que asesina, que mata.

Hoy muchos los recordamos, muchos reclaman por ellos una justicia desconocida en este país y en muchos otros. Pero su música sigue sonando y por lo menos estos chicos, hoy, la siguen cantando.


Silguero Ignacio.

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