- BIENVENIDOS -†††

No temo a las palabras de los enemigos, si no, al silencio de quienes dicen ser amigos. No temo a las mentiras de los traidores, si no, a la traición de los débiles. No temo al ataque de los mismos de siempre, si no, al ataque caprichoso de los cobardes y confundidos. No temo al horror, no temo al terror porque lo conocemos bien desde que nacemos, le temo a la esperanza y a la confianza, las mismas que se vuelven contra nosotros y nos hostigan hasta que morimos. Uno se acostumbra a seguir construyendo castillos de cristal en el aire, sin prever la tempestad.

martes, 7 de enero de 2014








Las ansias de libertad muchas veces se reflejan sobre las cadenas de los condenados. La soga que forma la horca dibuja la protesta en la garganta de los acusados, nosotros, absueltos por incompetencia o ineptitud, vagamos inertes por caminos y senderos repletos de olvidados, delincuentes, borrachos, poetas, artesanos.
Nos hacen parte de su miseria y nosotros los aceptamos, los adoptamos y dejamos que nos adopten.

La libertad juega entre nosotros, siendo ignorada por la borrachera, por el hambre, la depresión. Juega a las encondidas entre prostitutas baratas y policías de bajo rango. Busca un papel principal, pero solo es nombrada entre las utopías y los delirios de los borrachos y poetas.
Enajenados, castrados y humillados.

Escribimos y gritamos, golpeamos y lastimamos, devolvemos algo de esta perra vida que tantas veces nos sofocó con su progreso y estatus. Renunciamos a la mentira para hundirnos en lo infanticida de la verdad, rechazamos el brillo dorado de la tilinguería y recogemos el mutismo oscuro de lo profundo, lo oratorio. La banalidad se nos hace ofensiva ante la grandeza de nuestros maestros, y el perfume de las ciudades nos asquean, y nos pertenecen.

La libertad inventa juegos que no entendemos, pero tratamos de comprender. Y en ese ir comprendiendo al ir enseñando, vamos doliéndonos ante tanta miseria, tanta tortura, tanto silencio. Vamos entendiendo de dónde venimos, dónde vamos y dónde pertenecemos.

La verdad está tan presente como la libertad y la tortura, pero la mentira monta el escenario de la vida y el progreso frente nuestro, pateando a los huesos de perros y mendigos que encuentre en su camino.


Silguero Ignacio

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