- BIENVENIDOS -†††

No temo a las palabras de los enemigos, si no, al silencio de quienes dicen ser amigos. No temo a las mentiras de los traidores, si no, a la traición de los débiles. No temo al ataque de los mismos de siempre, si no, al ataque caprichoso de los cobardes y confundidos. No temo al horror, no temo al terror porque lo conocemos bien desde que nacemos, le temo a la esperanza y a la confianza, las mismas que se vuelven contra nosotros y nos hostigan hasta que morimos. Uno se acostumbra a seguir construyendo castillos de cristal en el aire, sin prever la tempestad.

martes, 7 de enero de 2014

Sin título, sin coherencia




¿Cómo mantener el anhelo de complacerse alguna vez en el idilio que cada uno arrastra consigo? ¿Cómo dignificarse ante el escupitajo de la vida que nos envuelve en la abstinencia de fe y el renunciamiento de ensoñaciones compartidas por otros tantos desgraciados hundidos en la miseria y en el vacío al igual que uno?

Si la recapitulación histórica no guarda más que el sadismo y la crueldad de nuestra raza, ¿por qué confiar en próximas generaciones si la nuestra no demostró cambio alguno?
Optimismo piden, esperanza ruegan, y a seguir esperando el milagro. Pero lo cierto es lo que se ve en el cotidiano, en el día a día que a veces evitamos y otras tomamos como propias.

Si me ha tocado criarme entre el valor de la amistad y la importancia de los ideales, entre disparos y corridas, miedo, prudencia y fantasías,también me ha tocado conocer la vida desde el barro, desde la pérdida, a veces la necesidad y nunca la opulencia. Si, la abundancia de buenas compañías, malas también que dejaron su huella y sobre todo su experiencia.

Un amigo describe al hambre como un dolor de estómago, otro describe la marginación como un dolor en el alma, otro describe al dolor como un acostumbramiento y no falta aquel que ve los problemas como el sabor de la vida.

Aunque muchos creen que la espera rinde sus frutos, habemos quienes apuntamos a la acción como herramienta creadora. Ya sea dando una mano a quien la necesite o bien acompañando a aquel que no encuentra compañía.

Cansado ya de quienes hablan de revolución escondidos tras lujos y posibilidades burguesas, de quienes hablan de educación como instrumento de modificación implementando pedagogías decadentes y frías, de quienes engañan y mienten y aun más de quienes se engañan y se mienten para mantener esa conformidad que les brinde falsa seguridad y bienestar.

Cansado de ver como los que luchan terminan en el olvido y los que engañan son venerados por los engañados. De los que tienen las posibilidades son indiferentes y los que menos tienen son los que más dan.

Lo único que alienta es verse formando parte de quienes aun creen, o si ya no cree, prefieren dejar un legado para no dejar de creer. De quienes aun sienten cariño o aprecio a esta raza imperfecta, a esta humanidad confundida, de quienes aun piensan que es mejor dar la vida por sus propias convicciones que morir en el vacío de las imposiciones ajenas.

Si vamos por el buen camino, entonces seremos eternos ante la historia, ya que seremos mejores que aquellos que solo buscan destruirnos y convertirnos en silencio y ausencia.

Silguero Ignacio

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