Siempre se extrañan los compañeros, los amigos, la familia, el
hogar, por frio que haga, por smock que se respire, por miedo que sientas, por
cosas que callen, por más que mientas, por las necesidades que pases, por
atrocidades que veas, por injurias que oigas, por lo mucho que quieras, por lo
poco que puedas hacer, por lo tanto que deseas, por las puertas que a veces no
se abren y aquellas que se cierran, por los cristales empañados y la caca de
perro en la vereda, por la neblina londinense impregnando tus pulmones, por el
largo viaje en carretera, por la fugacidad del momento, por lo mucho que se
recuerda.
Que se yo, siempre se extraña, por la melancolía del porteño, la
costumbre de coleccionar penas, por esas charlas hipotéticas acerca de la nada,
por la necia adicción a la resistencia. Se extraña y es la demostración mas
pura de afecto, de recuerdo, que a pesar de la distancia el hombre se abraza
impune a sus ángeles y sus demonios, sus afectos.
S. Ignacio
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