Hay quienes construyen montes de espejos,
estos reflejan la luz, las nubes, el cielo,
hipnotiza a quienes se plantan en frente
e iluminan allí donde el sol no reposa.
estos reflejan la luz, las nubes, el cielo,
hipnotiza a quienes se plantan en frente
e iluminan allí donde el sol no reposa.
Pero esos espejos son débiles, volátiles,
su luz no calienta y su cielo es finito,
estallan pobres ante el granizo de la tormenta
y quienes se miran en ellos no encuentran su reflejo.
Es necesaria la gente que se acerca a ellos
y con verdad en mano los destruyen,
salpican la tierra con esquirlas de mentira
y plantan la tierra con verdades agrias, vivas.
Es necesaria la roca que destruya esos falsos reflejos
y derriben los montes de la fantasía, de la promesa,
los montes erguidos de fábulas y creencias
para construir nuevos soles ardientes
y lunas brillantes que con su fulgor
iluminen la noche mediocre y confusa
a la que esos espejos nos tienen tan acostumbrados.
su luz no calienta y su cielo es finito,
estallan pobres ante el granizo de la tormenta
y quienes se miran en ellos no encuentran su reflejo.
Es necesaria la gente que se acerca a ellos
y con verdad en mano los destruyen,
salpican la tierra con esquirlas de mentira
y plantan la tierra con verdades agrias, vivas.
Es necesaria la roca que destruya esos falsos reflejos
y derriben los montes de la fantasía, de la promesa,
los montes erguidos de fábulas y creencias
para construir nuevos soles ardientes
y lunas brillantes que con su fulgor
iluminen la noche mediocre y confusa
a la que esos espejos nos tienen tan acostumbrados.
S. Ignacio
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