Los libros, los letreros,
los recuerdos se han olvidado ya
la memoria, la inocencia, la ganas de jugar
y la memoria al fin la hemos de librar
si al fin y al cabo, en sueños palidecidos
hemos de danzar
hagamos, juntos, nosotros, un mejor lugar.
los recuerdos se han olvidado ya
la memoria, la inocencia, la ganas de jugar
y la memoria al fin la hemos de librar
si al fin y al cabo, en sueños palidecidos
hemos de danzar
hagamos, juntos, nosotros, un mejor lugar.
Somos hijos de la sangre,
aquella herida que no cierra
nacimos en el amor, bajo el amparo del hambre
para nosotros, eternos, la muerte es una leyenda vieja.
Los libros de la buena memoria
deshojados, corrompidos
Castrados, acallados, nuestra historia...
nos resumimos en un fugaz suspiro.
mientras mil corazones se inmolan.
Marca estas hojas con tus párpados
guarda la voz, oye, siente...
es un ladrón acorralado, quien sueñas,
eres un poeta que miente.
Espigas de trigo para el nuevo pan
maná ofrendado ante la mesa.
La hojarasca arde bajo tus lánguidos pasos,
vas,
ojos lavanda, labios frambuesa.
La granada sobre el suelo
y la cámara que se aleja...
es un sentimiento pesado, eterno...
Las páginas que una por una, se incendian.
aquella herida que no cierra
nacimos en el amor, bajo el amparo del hambre
para nosotros, eternos, la muerte es una leyenda vieja.
Los libros de la buena memoria
deshojados, corrompidos
Castrados, acallados, nuestra historia...
nos resumimos en un fugaz suspiro.
mientras mil corazones se inmolan.
Marca estas hojas con tus párpados
guarda la voz, oye, siente...
es un ladrón acorralado, quien sueñas,
eres un poeta que miente.
Espigas de trigo para el nuevo pan
maná ofrendado ante la mesa.
La hojarasca arde bajo tus lánguidos pasos,
vas,
ojos lavanda, labios frambuesa.
La granada sobre el suelo
y la cámara que se aleja...
es un sentimiento pesado, eterno...
Las páginas que una por una, se incendian.
S. Ignacio.
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