- BIENVENIDOS -†††

No temo a las palabras de los enemigos, si no, al silencio de quienes dicen ser amigos. No temo a las mentiras de los traidores, si no, a la traición de los débiles. No temo al ataque de los mismos de siempre, si no, al ataque caprichoso de los cobardes y confundidos. No temo al horror, no temo al terror porque lo conocemos bien desde que nacemos, le temo a la esperanza y a la confianza, las mismas que se vuelven contra nosotros y nos hostigan hasta que morimos. Uno se acostumbra a seguir construyendo castillos de cristal en el aire, sin prever la tempestad.

martes, 7 de enero de 2014

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Todos necesitan un descanso, un respiro, un momento de paz, de gracia, de ensueño. Aspirar una bocanada tenue, ínfima de eternidad que aplaque el peso del tiempo sobre nuestra efímera existencia.

Así, el esclavo seca sus heridas al sol mientras coagula sus sueños en los fríos vientos del porvenir. Su camisa hecha jirones, sangra sudor y cansancio, pero sus manos aun aferran fe, de la misma manera que remueven la tierra.
Descansa por las noches y sueña cada día con aquel rumor enigmático que le resulta la libertad.

El austero se postra en la vacua utopía de la trascendencia, la posteridad. Retrata su tiempo y plasma su mirada, descansa en aureolas marchitas de gloria soñada, una victoria a la muerte.
Se regocija en el placebo del instante, que afable toma como propio y odia y detesta y siente ante cada demostración de decadencia ante cada salida, cada paseo. Solo haya respiro en el idilio, descanso en la desazón.

La gran máquina sigue en funcionamiento, la gran máquina nunca descansa, sus engranajes son diariamente aceitados con sangre y lágrimas y el motor ruge bombas y ametralladoras. Millones fichan en su nombre, millones mueren, matan y sacrifican en su nombre, millones no la conocen y se sirven de su mesa, millones y millones fueron invertidos, comprados y vendidos en su corta existencia.

Todos necesitan un descanso, un respiro, para seguir pateando, para seguir creyendo. Todos necesitamos un instante, un momento, para rescatar del olvido, perpetuar en el recuerdo, demostrar en la acción y comenzar de nuevo.

Siempre habrá galaxias, constelaciones, universos, utopías, idilios, anhelos, deseos, suspiros y rebeldía, nuestra ambrosía, dulce néctar de cambios y victorias, sustento de los desposeídos. Esa ingenua rebeldía que lleva a jugar y a morir con la misma facilidad, que conduce a la lucha y la sentencia, la locura y la valentía, al odio y al amor, a todo y a la pobreza.

Esa rebeldía es la que nos despierta del letargo y nos devuelve a la realidad, donde los sueños son de lucha, de sacrificios y de revolución.

El descanso se hace esperar.


Silguero Ignacio.

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